El ritual del velatorio,
por muy doloroso que sea, siempre es un punto de encuentro, con aquellos que
dejamos de ver por distancias geográficas, porque la rutina nos consumió y
nunca sacamos “un tiempo”, o porque simplemente las diferencias políticas
pesaron más en un determinado momento de nuestras vidas. Admito que tenía mucho
tiempo sin asistir a un funeral, ya no recuerdo la fecha del último. Lo cierto
es que hoy hubo demasiadas cosas que me sorprendieron y que supongo tienen que
ver un poco con lo criollo del asunto.