Recordar
vuelve el tiempo sagrado.
Kux
loq´olaj ri qíj rumal ri na´tajisanem
(Rosa
Chávez)
En septiembre te me moriste
30 veces, te enterré 30 veces. Los 18 años que viví contigo me atravesaron como
relámpagos, segundos luminosos en medio de la oscuridad, pero yo me siento
trueno y susto. Estoy triste. Un sueño me lo dijo y me volvió a enlutar. Ahora
cualquier despedida es una excusa para llorar: el feminicidio de Mayell; un
supuesto felino que se extinguió, aunque no me gusten los felinos; el párrafo
suprimido del artículo porque si no arriesgo a la gente; el cabello que se
sigue cayendo; otro pedazo de piel que dejé en las raíces de los árboles mientras
corría; mi hermano diciendo “que mala suerte tenemos”; las veces que dijiste
que querías viajar a ver a tus hermanos y nunca pudiste.
Ahora tengo una borrachera
de pérdidas.