jueves, 20 de diciembre de 2012

De cómo yo hubiese respondido en el #MissUniverso



— Señorita Venezuela si en sus manos estuviera promover una ley, cuál escogería y por qué.

—Por cada problema que existe hay una ley. Pienso que lo que debemos hacer es presionar a los Gobiernos para que las cumplan y las refuercen como por ejemplo un plan de desarme tras la masacre en Connecticut, o una ley que regule la venta de video juegos ya que día a día estos “juegos” convierten a los niños, niñas y adolescentes en personas violentas. Nosotros, como líderes de un cambio, también tenemos una responsabilidad: continuar empoderando a la gente en sus derechos para que los exijan. GOOD NIGHT LAS VEGAS!

.....jajajajaja

miércoles, 31 de octubre de 2012

Tío SAMdy



Dar una cobertura adecuada al paso del huracán Sandy por Haití implicaba una cachetada al mundo entero. Verían la "ayuda humanitaria" tras el sismo del 12 de enero de 2010. Demasiadas promesas incumplidas.

Y es que ver el boom mediático de Sandy hizo que me diera cuenta como los medios, descaradamente, ponen valor a las víctimas.

Muchos de mis amigos me dijeron: “es que allá hay más equipos y medios de comunicación”, “la mayoría de las personas de otros países tienen familiares en Estados Unidos”, etc., etc., pero como buenos comunicadores coincidieron en que lo que se hizo fue un acto nefasto y totalmente incoherente con la esencia de la comunicación.

Señores antes que todo somos servidores públicos. Nos debemos a la sociedad. Jamás podré entender cómo los medios son tan desiguales, monopólicos, injustos y discriminadores.

Mi punto: todas las víctimas son igual de importantes. Y claro que en Estados Unidos la situación es grave, pero cuando Sandy pasó por Haití, Cuba, Jamaica, Bahamas, República y Puerto Rico, ¿importó? Díganme,  ¿que veían en la televisión o en la prensa?  Tacos de información. Y no me refiero a que haya más muertos en un lugar. Denuncio como los "medios de comunicación más poderosos" asumían, asumen, la comunicación invisibilizando lo que no les conviene.

Es importante agregar que hoy el Gobierno haitiano decretó estado de urgencia, y que ya la cifra se elevó a 54 muertos.

También resulta alarmante el impacto de este huracán en los miles de campos de refugiados que aún permanecen en este país. Si quieren profundizar en el tema les comparto un informe que realizaron los jesuitas de Haití, donde nos presentan un panorama de la situación de las personas desplazadas que viven una situación muy difícil en los campamentos: http://sjrlac.org/noticias/haiti-informe-de-los-jesuitas-de-haiti-sobre-impactos-del-huracan-sandy-en-los-campamentos

Por otro lado, me llevo la imagen de David Bollero, un corresponsal en Londres, que pregunta: “¿Cuándo olvidamos por el camino la humanidad en favor de la noticia espectáculo con escenografía de película?” Pues sí, Nueva York era tremenda escenografía para hacer las mejores fotos y tomas. Pero les digo que peores imágenes iban a encontrar en estos países que decidieron ignorar.

También me alarma cuando Bollero dice que el paso de Sandy por Estados Unidos lo vivimos  “como más cercano, como más nuestro, con o sin palomitas de maíz, aunque no suceda lo mismo cuando un tifón asola una urbe asiática”, o, yo agregaría, una isla del Caribe.

Señores también nos tiene que doler nuestra gente. Para qué sirve entonces tanta agencia de noticia Latina.

A continuación les dejo algunas cifras que tomé de El Diario de Guayana, donde se hace un conteo de la huella de Sandy por El Caribe:

- Cuba: Las autoridades informaron que la tormenta mató a 11 personas —entre ellos un menor_, dañó más de 130.000 viviendas y destruyó unas 15.000 casas en el este de la isla.
- Jamaica: Un anciano murió cuando una roca que rodó aplastó su propiedad cuando el ojo de Sandy pasaba por el este del país. La crecida de las aguas arrasó con granjas y destruyó viviendas en barrios pobres y áreas rurales.
-Bahamas: La policía informó que al parecer el huracán mató a dos personas, incluido el director general de un banco que cayó del techo cuando trataba de arreglar la persiana de una ventana mientras Sandy se aproximaba el jueves.
-República Dominicana: La tormenta mató a dos jóvenes que se ahogaron cuando intentaron cruzar ríos en incidentes separados. Casi 30.000 personas fueron evacuadas por las extensas inundaciones en el sur del país, incluyendo partes de la capital.
-Puerto Rico: El territorio estadounidense se libró de un impacto directo, aunque las fuertes lluvias causaron inundaciones en la isla. Se reportó que un hombre murió al ser arrastrado por un río crecido por la lluvia en el pueblo sureño de Juana Díaz. 

Que esto sirva para seguir denunciando. Tanto medio, tanta agencia, ¿para qué? Señores de los grandes medios revisen la cobertura que hicieron sobre esta catátrofe en las islas del Caribe, y no se engañen ni se justifiquen. Todos somos seres humanos. Todos somos dignos.



viernes, 27 de julio de 2012

Un pedazo de Colombia y Afganistán en Panamá


Al entrar a Colón (Panamá) lo primero que llama mi atención son los colores de las casas. Sus paredes desconchadas dejan al descubierto las distintas capas de pinturas que sus habitantes han aplicado. Hoy llovió, y las calles de Colón están inundadas.

Bajamos del carro y nos dirigimos a la parroquia. Al entrar caminamos por un pasillo, una cancha, desde donde se ven más casas de colores, y finalmente subimos unas escaleras que conducen al salón donde acompañaremos una actividad realizada por el SJR Panamá.

Poco a poco van llegando las mujeres solas o con sus hijos, y algunos hombres. La actividad que se llevará a cabo forma parte de un proyecto para "Facilitar el empoderamiento, acceso a información y recurso de grupos de mujeres en necesidad de protección internacional en la provincia de Colón".

Llega el momento de presentarnos. Muchas de estas mujeres son migrantes forzadas. Ana, de cabello largo, tez blanca, contextura gruesa, de unos 30 años, viene de Barraquilla, Colombia, y tiene diez años en Panamá. Ella dice que cuando le hablan que hay una organización que está brindando apoyo, inmediatamente piensan que les van a dar los papeles, pero que esto va más allá, es un grupo que te permite motivarte y relacionarte con los demás, porque “aunque estés lejos de tu país sientes que eres importante”.

Y así cada una va dando su testimonio. Una de las cosas que más llamó mi atención durante esta visita fue el Capital Semilla, que es una ayuda económica (donde no hay reintegro) que brinda el SJR para algún emprendimiento o negocio ya iniciado.

Y es que lo que pude observar en Colón fueron personas con iniciativa, emprendedoras. Tuvimos la oportunidad de visitar a tres de estas luchadoras. Mujeres que no detuvieron sus vidas tras salir de Colombia huyendo del conflicto armado.

Ellas son colombianas pero se quieren quedar en Panamá, como “regular legal”, como muchas de ellas dicen. No han venido a quitarle el trabajo a nadie, porque así como los panameños quieren un mejor futuro, ellas por circunstancias ajenas a su voluntad deben continuar sus vidas en este país.

Venta de helados, venta de materiales escolares e incluso una especie de centro de copiado, donde se hacen transcripciones, investigaciones para trabajos escolares y se sacan fotocopias, son algunos de los negocios de estas mujeres. Estas experiencias mueven profundamente y reiteran que definitivamente los migrantes forzados tienen mucho que aportar en las sociedades de acogida.

De vuelta a ciudad de Panamá…
Otra realidad que me conmovió infinitamente por su complejidad cultural, fue la entrevista a dos de los cinco afganos que atiende el SJR en Panamá. Mohammad 1 y Mohammad 2 llegaron hace dos años, pero el primer año lo pasaron en un albergue donde uno de ellos cuenta que “nunca hubo una doctora”.

Mohammad 1 salió de su país “porque vio algo que no debía ver” y lo iban a asesinar si permanecía en aquel lugar. En su desesperación fue víctima del tráfico de personas. Pagó 25 mil dólares para que lo llevaran a Australia. Supuestamente la ruta sería Dubai-Brasil-Ecuador-Australia. Pero lo dejaron en Ecuador, donde tuvo que pagar 2000 dólares más para que lo llevaran a Panamá.

Mohammad 2 no habla casi español, pero me cuenta que tiene dos años sin hablar con su familia. Coloca su dedo sobre su cien y repite insistentemente que tiene mucho dolor de cabeza, que no puede dormir, pensando.

—Mira —me dice y se quita la gorra— yo antes no tenía cabello blanco, ahora cabello blanco porque estoy muy preocupado.

Ambos son mecánicos pero trabajan vendiendo inciensos, perfumes, jabones. Un hindú les dio 10 dólares para iniciar esta actividad. El resto de las personas al saber que son afganos les dicen que no los emplearán porque ellos llegaron para “traer bombas”.

Mohammad 1 y Mohammad 2 van casa por casa desde las 7am hasta las 4pm.  El trabajo se torna más peligroso porque van a vender a barriadas como San Miguelito. Ya los han robado tres veces con cuchillo y pistola. “Yo me vine para salvar mi vida, y ahora por unas zapatillas no la voy a perder”, dice Mohammad 1 mientras señala sus zapatos.

Cuentan que tienen el carnet de admisión a trámite pero con eso no pueden obtener el permiso de trabajo. La Oficina Nacional para la Atención de los Refugiados (ONPAR) tampoco les da información sobre cómo va el proceso.

Y si algo es definitivo es que ellos no se sienten bien en Panamá y la discriminación es muy marcada.

—No hay mezquita, si hay musulmanes es distinto. Mi cultura es distinta, no hay mi religión. Nosotros somos chiíes— dice Mohammad 1.

—Cuando pensamos me viene el dolor de cabeza— dice Mohammad 2.

—Usted es católica y no chía. Yo pienso que yo no le puedo molestar porque usted es humano— concluye Mohammad 1.

jueves, 28 de junio de 2012

Maldita política del Ministerio del Poder Popular para los Pueblos Indígenas


Hoy mi indignación está a millón, y lo único que puedo hacer es escribir, porque desde mi impotencia está es mi única arma.
¿En qué clase de seres humanos nos estamos convirtiendo, qué porquería de mundo es este? ¿Cómo es posible que sigan masacrando a los yukpas en la Sierra de Perijá y todo siga impune?  ¿Cómo es posible que hayan asesinado a dos yukpas el 13 de abril y a tres más el 22 de junio y el Ministerio de Interior y Injusticia no se haya pronunciado. ¿Es que acaso los indígenas no cuentan?

miércoles, 9 de mayo de 2012

Solo una reflexión sobre el hombre de Sri Lanka en Maiquetía

Si no es Chávez o Capriles no se es noticia. Esto lo volví a evidenciar cuando el martes una amiga me envió un video acerca de una persona de Sri Lanka que lleva atrapada 3 o 4 meses (según el copy and paste de algún medio nacional) en el aeropuerto internacional de Maiquetía. Ella me decía: “amiga esto está pasando ahorita, ¿ustedes pueden hacer algo?”

Inmediatamente escribí no solo a los encargados de la ong donde trabajo, sino a algunas personas que se desempeñan en medios de comunicación de este país para ver si podían investigar la veracidad de esta información, entiendo que en muchos casos no dependía de ellos incluir este tema en la pauta del día. Por ser un video publicado en el canal de youtube de la banda de música Los Pericos, muchos dudaron, y no actuaron.

Ese martes no me aventuré a ir a Maiquetía, y lo lamenté.

Ayer al conocer que la agencia de noticias EFE publicó una nota el mismo martes y que inmediatamente todos los medios de mi país hicieron el respectivo copy and paste empecé a experimentar una sensación de decepción, mezclada con rabia, porque resulta que es mejor lo fácil, a ir al aeropuerto a investigar, buscar la noticia. ¡Claro! La voz de los excluidos no es noticia, y menos si es de otro país distante y poco conocido, se confirma la máxima “lo que no se conoce, no se ama”. Porque si a nosotros nos cuesta tanto que nos escuchen, imagínense a alguien de Sri Lanka que ni siquiera habla español, de color chocolate oscuro, de otra cultura y de un continente lejano al nuestro.

¿Cómo pudo este señor estar tres meses invisible en nuestros medios? Yo aun no me explico, ni tampoco he encontrado alguna información anterior a la que se viene publicando desde el martes. Que por cierto ya me tiene agotada la analogía que se viene haciendo en los medios entre este srilankés y el personaje de Tom Hanks de la película Terminal.

En hora buena que no solo informé a los medios sino que también lo hice a las personas con las que trabajo, y ya se está buscando alguna solución. La situación es complicada porque Sri Lanka no tiene representación diplomática en este país, el hombre no tiene visa para ingresar a Venezuela, razón por la que está retenido, y sumado a esto no existe vuelo directo de Caracas hasta allá, y para hacer escalas el hombre también necesitaría visa.

Me hago la misma pregunta que todos: ¿cómo pudo ocurrir algo así? Algunas informaciones indican que el señor viene de Damasco, donde por cierto si existe vuelo directo Caracas-Damasco por línea aérea Conviasa. ¿No habría que investigar qué pasó en este hecho?

Sería bueno que el diario Panorama verificara esta información: “El inconveniente del asiático comenzó hace casi 6 meses en México desde donde fue deportado, pero al llegar a Venezuela, el destino de su pasaje ya no era viable, por lo que quedó allí, a la espera de mejores horizontes”.

Están mezclando información de diversas notas y tomando declaraciones del video, donde incluso hay traducciones erróneas, por ejemplo uno de los integrantes de Los Pericos dice que Conviasa es una ong, que asumo que por falta de conocimiento de nuestras aerolíneas llega a esa conclusión.

Un llamado a los medios de comunicación de Venezuela, por respeto a la dignidad de las personas ¡Investiguen! Un llamado a las autoridades competentes, ¡Investiguen! Bien sabemos que las mafias internacionales trafican con los sueños de las personas que buscan mejorar sus condiciones de vida. Deportar a las víctimas es lavarse las manos y dar la espalda a problemas globales como la trata de persona. ¡Investiguen! Es importante garantizar los derechos humanos de esta persona, y de todos los que llegan al país en estas condiciones.

jueves, 12 de enero de 2012

Crónicas de lo cotidiano #1: País emergente

El supermercado estaba en todo su esplendor. La gente feliz. Yo, paralizada, observaba todo y no lo podía creer, ¿en realidad estaba sucediendo esto? Las personas que recién entraban al lugar se quedaban viendo mi carrito e inmediatamente se perdían entre el alboroto y los anaqueles. Multitud desesperada.

Pagué.

Salí con mis bolsas, orgullosa por el logro. No siempre me sucede esto. Y así caminé hasta el metro, la gente me seguía mirando, bueno a mí no, a lo que llevaba en mis manos. Ya en el andén una señora completamente ofuscada y algo apenada se me acercó y preguntó:

— Niña, ¿dónde encontraste leche?