sábado, 29 de junio de 2019

El diablo anda suelto...




El impulso de la promesa nos lanzó a Yare. No habían pasado 24 horas de haberme bajado de un avión procedente de Ciudad Guayana, pero me dije (nos dije): hace cuatro años nos prometimos conocer una cofradía distinta cada año, llevamos 3 (Naiguatá, Chuao, Yare) son 11, ya lo sabes, 11 años, y en el acto me miraste como si estuviese delirando (casi siempre lo haces, luego sonríes, luego me acompañas)
Este año el plan era Canoabo, porque hace rato que quiero conocer las tierras de Gerbasi, oler cacao, mirar montañas. Pero no pudimos (que si el efectivo, que si el traslado, que si el caos que tanto te asusta). No importó. Con 4 mil bolívares, 2 arepas y 1 litro de agua, nos fuimos nuevamente a Yare (una cofradía distinta este año, porque todo es impermanente en esta vida) Agarramos el metro de Caracas hasta La Rinconada, el ferrocarril hasta Charallave Norte, el autobús hasta Yare.

lunes, 24 de junio de 2019

Recuerdos de San Juan




Frente al mar dame el último adiós porque sólo sabe Dios y San Juan Bautista si volveré.

Todos los 24 de junio varios poblados costeros de Venezuela celebran, con bailes rituales, las fiestas en honor a San Juan Bautista. La fecha coincide con el solsticio de verano. Algunos hacen prácticas con fines amorosos, curativos y de fertilidad. Otros dicen que las plantas adquieren cualidades especiales para ayudar a quienes tienen problemas de salud. Un dato curioso es que es tradición hacerse un corte de cabello para que crezca sano y fuerte. Todos saben que "San Juan todo lo tiene y todo lo da". 
Yo solo he ido a dos de estas fiestas pero revisando mis redes me doy cuenta que cada 24 de junio he escrito algo. Hoy transcribo algunos de esos relatos en mi blog. Que revienten los tambores de recuerdos.

domingo, 23 de junio de 2019

Mayo



Día 1. Cierro los ojos y entro a la cámara de tortura: mi mente. Me siento cansada, respiro intentando hacer anapana (atención a la respiración) y me hundo en un mar sin oxígeno. Mi cabeza se balancea de un lado a otro. No sé si duermo o ya estoy ahogada. Es un entrar y salir del cuerpo, recuperar la carne con un pequeño brinco. Apenas es el primer día y serán diez: levantarse con el primer gong a las cuatro de la mañana, meditar casi once horas diarias, desayunar a las seis y media, almorzar a las once, merendar a las cinco, acostarse a las nueve y media. Todo vegano, todo en noble silencio, todo en una completa segregación de sexos.

Acepté los cinco preceptos que se nos piden para estar aquí: abstenerme de matar cualquier ser vivo, abstenerme de robar, abstenerme de una conducta sexual inadecuada, abstenerme de mentir, abstenerme de todo tipo de intoxicantes.

Cuando bajo a las comidas me detengo ante un laguito con lirios dibujados en el agua. Ellos se cierran en algún momento del día y se sumergen al morir, como en uno de los tantos espectáculos leves de la vida. Alrededor los colibríes se alimentan de las aves del paraíso, los roedores de monte corren entre  las ramas y los peces dan saltos certeros para devorar a los insectos. Estamos en un centro de meditación Vipassana, bajo las instrucciones de S. N. Goenka (1924-2013), que fue un hombre que quiso difundir, sin sectarismo, la técnica que posiblemente practicó Siddharta Gautama (Budda) para llegar a la extinción del sufrimiento en sí mismo.

domingo, 2 de junio de 2019

Querida Majo




Te imagino caminando en Perú, pensando que hace apenas unas semanas atrás había muerto tu padre y estabas aquí en Venezuela enterrándolo. Te imagino con la mirada sumergida entre tanto recuerdo. Te escucho diciéndome: “Pues bebé, es muy difícil recalcular el camino. Es un hueco enorme que siento y sentimos en casa. Ni siquiera me han salido palabras para escribir algo lindo”. Y continuas contándome: “(…) Mi papá venía de un proceso de recuperación lento pero seguro, y se le mezclaron dos cosas que le causaron esto, así que no estaba previsto en el panorama todavía. Menos cuando ya había superado el cáncer y todo”.

No estaba previsto.

“La vaina es que el cuadro se manifestó de golpe y mi papi no aguantaba una diálisis. Ni iba a aguantar y tampoco la quería, y eso lo repitió muchísimas veces. Así que bueno, nos dejó demasiado amor y ahora tenemos que ver cómo hacemos con él”.

Demasiado amor.

Sigues caminando. Ahora me cuentas emocionada que encontraron una nota de voz en el celular de tu papá. Era para tu madre. “Su aniversario fue el 22 de marzo, él había grabado la nota de voz el 2 de marzo. Súper hermosa. La tenía escondida en un programa que ni siquiera mi hermano abre (…). Y ayer la estuve jorungando, la descubrí, se la puse a mi mamá y eso fue como un bálsamo. Vainas raras”.

Vainas raras.