Y
yo me pregunto si una puede parir menstruando, si puede haber nacimiento sin
dolor, si la felicidad anestesia los calambres que mensualmente se alojan en el
vientre. Y veo a mi hermana delante con su barriga frondosa, y a mi prima en
sus trabajos de parto, y a la sacerdotisa de la carta del tarot sentada en su
huevo anunciándome desde hace tres años que algo se está incubando, y a mi
abuela entre el público cumpliendo un año y tres meses de muerta, y me veo a
mí, sentada a mí, sentada ahí ese 26 de noviembre, casi en la esquina, con la
mirada baja, escuchando, ahí, justo ahí, respirando, nerviosa, me veo a mi
pariendo un libro.