lunes, 31 de diciembre de 2018

Diciembre



I
Cruzar la línea huyendo del hambre y la enfermedad. Encontrarte al otro lado arraigándote a lo que eres: wajibaka, janoko, yuruma, moriche, chinchorro, warao. A veces la distancia hace conocerte mejor. ¿Cómo viven los warao en Pacaraima? Resistiendo el más insoportable de los despojos. Y así se sientan “como árbol caído”, “como que vamos a canalete”,  nadie puede quitarles la raíz fundamental, su cultura, su idioma.
Raíz. Curación. Madre.
Raíz de los que se adaptan en nuevos territorios. Raíz que integra y no desplaza. Raíz que se prepara para convivir. En eso andan algunos warao por allá en Brasil, ya Dios les mandó a Jesús, Felipe, Peggy para que los acompañen, ya les contaremos más, pero hace falta mayor solidaridad.

sábado, 29 de diciembre de 2018

De San Benito recuerdo...



De San Benito recuerdo…

Que se me metió la idea de verlos desde que vimos el documental “El Misterio de las Lagunas” de Atahualpa Lichy. Que al año siguiente, el 28 de diciembre, llegamos a Mucuchíes, juntos, porque queríamos estar. Que el 29 de diciembre madrugamos y nos fuimos hasta la punta de una montaña para ver bajar a los hombres, jóvenes, niños ataviados en sus trajes negros y rojos, la cara negrita y brillante cubierta de betún, y sus manos sosteniendo unos rifles artesanales.

domingo, 23 de diciembre de 2018

Wiu wiu



Pasan los rosados del atardecer escuchando noticias de sangre. Hoy es difícil apreciar la belleza, pero sin ella todo está muerto. Wiu wiu. Revolotea el pájaro de mal agüero en Kanaimö y su canto se escucha en todo el territorio pemón (y más allá). Por la ventana se asoma el gris del inicio de la noche. Las nubes resisten, los trazos rosas forcejean, pero es inevitable, la noche siempre llega.

Wiu wiu

—¿Quién eres tú, el alma de un compañero?

Wiu wiu sigue cantando.

Otra vez nos mienten. Otra vez nos van a matar. Otra vez la sangre. Otra vez el despojo.

Otra vez el pájaro que avisa de los peligros.

El alma se entristece.

La tierra escucha paciente el grito de los que caen. Las balas encuentran refugio en las copas de los árboles. Cuando Charlie abre los ojos, todo a su alrededor es rojo brillante. Memoria que se escurre por sus venas. Sus ojos en exilio observan la sabana. El derrame cauteloso de las nubes. El día convertido en desgracia. El bagazo de su caña ha quedado vacío. Ekatón.

“Han matado a uno de nosotros como si no fuese persona”.

jueves, 20 de diciembre de 2018

Noviembre



Noviembre en la Amazonía. Pisando la roca antigua, fundante, milenaria. Bañada de sangre por una guerra que no pedimos. 

Aquí sigo.

Escucho al sabio yekuana. Escucho al sabio pemón. Espíritu anciano que tambien habita en los niños de estas tierras. Cacurí. El Oso. Espesa Amazonas. Gran Sabana.

jueves, 6 de diciembre de 2018

Itekare yuwa (En busca de la historia)



Estar donde inició todo. Frente al wadaka, el árbol de todos los frutos. Presencia divina en lo terreno. Aprender de los niños con el dibujo, el canto, los sonidos, la percusión corporal, los caminos, los ríos.
Encontrarse pronunciando las primeras palabras en pemón, repitiendo lo jamás olvidado: kaikuse 🐅 wei ☀menewo 🐰 kapuy 🌛 katuru ☁ tunä 💧apök 🔥
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Los espíritus protegiendo los tepuyes (sampa, kukenan, wadaka...), la brisa atravesando la ropa,  el arcoiris volcándose a la tierra, la luna llena y las constelaciones, los niños jugando con el fuego, Francisco buscando leña, el olor de los primeros fogones, el tumá, el casabe y el kachirí sobre la mesa, los bachacos haciendo su nido, los niños pelando y rallando la yuca y la batata para hacer casabe y kachiri, la neblina que cubre los cerros, Florentino repitiendo lo jamás olvidado -utamonton pantonü- Santiago traduciendo y compartiendo su vida con nosotros, la profesora Julia levantándose a pesar de su enfermedad y enseñando, Julieta -con sus años- montada en una escalera recogiendo onotos, la luna frente al sol a las seis de la mañana, los baños con agua fría en la oscuridad porque en la comunidad no hay energía eléctrica, el suelo que brilla por los pedacitos de cuarzos, las gallinas y los pollos sueltos, el baile parichara y el kewei tocando el suelo, los tres loros traviesos, las casas de bahareque y zinc, la gente con sus wayares marchándose al conuco, las hojas de guayaba y mango hirviendo en la olla para el dolor del cuerpo, las mujeres hospitaleras, escuchar sobre el mayu... El sonido de los carros muy lejos en la carretera y muy cerca cuando Luis lo sacaba de sus entrañas, corriendo como camión. 
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No me olvido de El Oso, comunidad pemón en La Gran Sabana, que nos recibió para compartir y trabajar con los niños que asisten a la Escuela Unitaria Fe y Alegría. 
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Si le preguntas al indígena pemón qué quiere te dirá: "Mantener mi cultura". Si le preguntas para qué aprende, te responderá: "Para la vida". 
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Iña maimu.
(Esta es mi palabra)