martes, 22 de julio de 2014

Tomándome unas birras con un mototaxista

Estábamos tomando en unos chinos, típico lugar para jóvenes sin tanta plata y cueva de gente con muchas historias para contar.
Yo estaba de espalda a la puerta que daba hacia la entrada así que solo sentí cuando alguien se me acercó por detrás y me dijo: "Quédate quieta que me llevo tu cartera". Voltee y lo primero que pensé en decirle fue que se la llevara pero que me dejara mi grabadora.
Inmediatamente uno de los chamos que estaba sentado con nosotros lo saludó.
Respiré.
—Epale chamo, te estaba viendo desde que entraste. Siéntate y tómate una con nosotros.
Odiel se sentó.

El que saludó y Odiel se criaron en el mismo barrio. Cuando Odiel era un niño vivió en una de las casas que alquilaba la mamá de su amigo. Luego creció y se mudó a otra parte del sector.
Antes de que llegara Odiel nuestro acompañante nos contaba cómo era la dinámica en el barrio José Félix Ribas, ubicado en el municipio Sucre del estado Miranda, Venezuela. También nos hablaba de las diferencias de la gente dependiendo del sector y de la escalera donde vivieran. Por ejemplo, los de la escalera xxx eran los mala conducta de la zona, los de la escalera xxx los sanos, y así sucesivamente.
Odiel es motorizado y fue a los chinos esa noche luego de trabajar porque su mujer quería "comer chino" y "a la mujer no se le dice que no".
Mientras se tomaba una cerveza lo caímos a preguntas sobre su trabajo y el también aprovechó para conversar sobre la vida.
Este joven tiene apenas 24 años y dos hijos con dos mujeres distintas. El primer hijo vive con la mamá de Odiel porque un día cuando este se lo iba a llevar ella le dijo que no le quitara su felicidad.
—Cómo le iba a decir a mi mamá que no.
—Pero es tu hijo— le digo.
—Si, pero con ella está mejor. Yo vivo con la mamá de mi otro hijo, ella lo quiere mucho, pero yo sé que no es lo mismo, y mi mamá me dijo que ella no iba a tolerar que le hicieran malos tratos a su nieto.
Me parecieron sabias sus palabras.
Algo interesante fue cuando comenzó a hablar sobre lo que ganaba en su trabajo, con una confianza que me asombró. Compartió que en un "día malo" ganaba 500 bolívares y en una "semana mala" 1500 bolívares. Que en la línea de mototaxi pagaba 400 mensual y 100 para la caja de ahorro.
—Cuando llueve debe ser mejor— solté la afirmación.
—No mija, ahí todo el mundo quiere llegar rápido a su trabajo.
Nos dijo que los lunes eran un buen día porque la gente duerme un poquito más y luego quiere llegar a tiempo a su trabajo, los martes normal, los miércoles travesados, como el dicho, y de ahí en adelante "es cuando comienza la fiesta hasta el sábado". Los domingos descansa.
—Yo no estudié y gano más que ustedes, pero es arrecho porque hay que saberse administrar—dice.
Y uno de los chamos de la mesa tratando de ganar su admiración completó: "Es que estudiar es puro hobby".
Aprovechando esta lanza le pregunté a Odiel si el quería que sus hijos siguieran sus pasos. Quizás me sorprendió un poco su respuesta más por el tono que por lo que ya sabía que respondería: "No". Así en seco. Y prosiguió: "Yo quiero que ellos estudien, tengan una seguridad. Tu trabajas 20 o 25 años en una empresa y luego ellos te dan lo que te corresponde. Está vaina es arrecha. Debes saberte administrar".




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