jueves, 10 de septiembre de 2020

Mi madre resucitó



Mis hermanos y yo estamos en la parte de abajo del edificio donde vivía mi madre. Les doy la noticia de su muerte. Caminamos rápido. Mi hermano no deja de repetir que cuando entremos al cuarto pongamos a mi mamá boca abajo. Mi hermana llora. Cuando llegamos al apartamento entramos al cuarto de mi mamá, el verdadero, el que estaba junto a la cocina. Mi madre está muerta: acostada sobre su lado izquierdo, ojos cerrados, boca abierta. Mi hermana vuelve a llorar a cántaros. Mi sobrino ve a su abuela. Mi hermano llora y observa. Yo estoy parada en el umbral de la puerta y por primera vez pienso que puede sanar. Mis hermanos y yo la llamamos: “¡Mamá!”, con un llanto estridente. De pronto mi mamá comienza a temblar. Sus piernas de alzan y recogen como las olas del mar, mi hermano se las intenta sujetar y mi hermana le agarra la cabeza. El cuarto de mi madre se ha convertido en un balcón lleno de plantas. Yo observo todo con atención, mi mamá abre sus ojos. Al principio son solo dos puntos negros, muertos, montados en la esclerótica roja, luego se transforman en ojos sanos que miran, la membrana que envuelve el ojo blanca. Mientras contemplo la escena una fuerza me hala del suelo y comienzo a levitar. Todos me ven. Yo comienzo a orar. Siento por todo mi cuerpo una fe ardiente que me hace confiar que mi mamá sanó y que luego pensaremos en cómo seguir afrontando su enfermedad. Sigo levitando, flotando irregular en el espacio, mi cuerpo ladeado, las piernas sin control, soy de aire. Poco a poco voy bajando frente a un altar donde está María. Me percato de que mis hermanos y mi sobrino están sentados en una mesa con la imagen de la virgen de Coromoto pintada en una tabla. Ella también está sentada en una silla, es nuestra mamá. Todos en la mesa en aquel cuarto-balcón. Mi abuela Rafaela entra y le contamos que nuestra madre resucitó. Nos ve sorprendida.

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El martes me acosté con una pregunta larga, triste, en espiral: ¿qué me quiso decir mi madre todos esos días en que perdió la voz y yo le contaba recuerdos, se fue tranquila? Escribo mis sueños desde 2016, nunca pregunto, solo sueño, nada más. Ese día pregunté, ella regresó.


 


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