martes, 9 de junio de 2015

Boca de Tocuyo: entre visiones y costumbres

Cuando le comenté a mi papá que iría a hacer un reportaje a  Boca de Tocuyo, un pueblo del estado Falcón, que según me habían comentado cultivaba principalmente coco, una sonrisa se dibujó en su cara y soltó la frase: “Hija, el coco es una fruta noble”.
Profundicé en esta afirmación y encontré que lo que decía mi padre era totalmente cierto. El coco es una fruta noble porque de ella se utiliza absolutamente todo: su pulpa se puede consumir cruda, entera o rallada; su agua es deliciosa; de la copra puede extraerse el aceite de coco; la concha se utiliza como envase para los helados o para hacer carbón; e incluso los pelitos de la cáscara pueden servir de relleno para las almohadas.
Aquel agosto de 2014 partí para Boca de Tocuyo con los muchachos del Movimiento Juvenil Huellas; y la reflexión de mi padre me acompañó durante todo el camino, pensé que si el coco era una fruta noble también la gente que me encontraría allá debía serlo.
En este espacio les iré presentando los Rostros de Boca de Tocuyo, gente hermosa que nos abrió las puertas de sus casas. Conozcan sus historias. #RostrosBocadeTocuyo


Manuel Griman, el galán del pueblo
Las pinceladas de Ángel López
Jonny Díaz, un libro de cultura
Vannesa Martínez, la mini historiadora de Boca de Mangle
Los cocos de Pepe y Leomar (Cooperativa Coco-Mangle)
La maestra Leonor Martínez
Cosmelina Gómez, la rapunzel del coco








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