“Sí: ante la divina impermanencia, lucho
para conservar el instinto, para fijarlo como una escultura fluorescente. Lo
ilumino con mi consciencia, y retengo hasta que estalle en una nueva obra
divina el universo infinito, laberinto inconmensurable que se desliza entre mis
garras, presa que se me escapa entre los dientes, huellas que se desvanecen
como un perfume sutil...”. (Arcano XV: El Diablo)