jueves, 26 de noviembre de 2020

La fuerza del jebumataro está de cumpleaños

Hoy se cumple un año de la presentación de mi primer libro La fuerza del jebumataro. Historias de despojo y fortaleza de la Venezuela indígena. Un librito que nació sin ser pensado como libro porque se fue construyendo con los reportajes, crónicas y relatos de viaje de estos diez años de mi camino por los territorios. No lo suficiente, si los necesarios para preguntar y preguntar y que en el acto las personas de los pueblos originarios sintieran que siguen teniendo una historia que contar.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

En lo alto de la montaña



¿Cuál es el sentido de la existencia: una camioneta último modelo, llevar a la familia a comer parrilla en Galipán?

¿Quién es el verdugo en la nueva cárcel?

¿Cuánto cuesta mantener la pobreza espiritual?

¿Qué sientes cuando lanzas los dados sobre la mesa del casino mientras en las láminas de zinc caen las balas?

¿Cómo sabe el trago que tomas con la sed ajena?

¿Qué murmura la foto de la abuela junto a la tarjeta del banco?

¿Qué alumbran las luces de navidad en la estación del teleférico?

viernes, 20 de noviembre de 2020

Octubre 2020

 


Sé que no puedo permanecer aferrada al vientre de la cueva. Otra luz llama afuera. Puedo verla cuando se cuela entre las grietas. Es como un agua amarilla, nutriente, con miles de partículas danzando. Yo intento atraparla con mis manos pero se vuelve aire. Miro la puerta, alfombra mágica que me alcanza los lugares. Lo decido y salgo. Me reencuentro con el parque, los afectos, el trabajo. Sobre la cuerda equilibro mis pasos, la respiración, las alas que me balancean para no chocar con este mundo de concreto. Atragantada de luz, cuento las horas para volver dentro del hueco del árbol, donde preparo la miel, que llevaré cuando salga, de nuevo.  


jueves, 19 de noviembre de 2020

Iximché


La hierba fría, el cielo de agosto, el olor a cenizas me asegura que sigo aquí, pero que retrocedí a 1470. Estoy en la capital del reino de Kaqchikel: Iximché.

Alzo la vista y me encuentro con los templos piramidales y los campos de juego de pelota mesoamericanos. Sigo en medio de estas costras antiguas, rodeada de montañas, lejos de mi vida o acaso en ella.

Al fondo una pareja anciana de indígenas maya permanece al pie de una de las pirámides. Hacen un ritual, colocan velitas, dulces, pétalos de flores, caramelos. Observo en silencio hasta que siento que los incómodo y me alejo mirando las ofrendas convertirse lentamente en tibias cenizas. El humo se une al viento. Vuela la alegría de una promesa.