jueves, 26 de marzo de 2020

#Diario2020


 

Caracas, martes 24 de marzo de 2020
(Sub-diario de una cuarentena por la pandemia de Coronavirus en Venezuela, día 9, #diariosdeencierro)

¿Cómo iba a saber dónde poner mi escritorio el primer día que llegué a esta casa de pájaros? Hasta los perros necesitan oler primero el espacio para reconocerlo. Transcurrieron cinco días para poder sentir dónde colocar el hogar de mi escritura. Moví la mesa, puse una silla, traje dos mesitas más y abrí la maleta: saqué mis diarios, los cuadernos de viajes, las libretas de apuntes, los libros, las fotos, la cámara, el grabador, la computadora. También mi caja de materiales con marcadores, post-it, sacapuntas, tijeras, colores, engrapadora, lápices, recortes. Me hice dos espacios, uno donde escribo y otro donde esperan los recuerdos y la literatura para ser tomados. Soy todo y deseo integrarlo.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Febrero 2020



Para cruzar la estancia era preciso ir como cántaro vacío. Solo así la llaga tendría alivio. Sude de fiebre, culpa y olvido. Me elegí abandonándome de ella. Me cansé de lanzar quejas al bosque que me las devolvía eco. Ojalá te rindieras ante el deseo grotesco de llevarnos contigo. No me pidas con la boca llena. Yo no quiero locura ajena. Ayúdame.

domingo, 22 de marzo de 2020

#Diario2020


Caracas, martes 22 de marzo de 2020
(Sub-diario de una cuarentena por la pandemia de Coronavirus en Venezuela, día 7, #diariosdeencierro)

Anoche soñé con mi abuela. Su casa estaba llena de gente y por las escaleras bajaban más y más personas. Vi a mi abuela sentada en una de las sillas del comedor y me dijo algo que no recordé cuando desperté. Lloré casi toda la mañana. Hoy es día de agua.

Creo que todos los ancianos muertos por la pandemia de coronavirus y este recogimiento han hecho que el duelo se despierte de nuevo. Un año, seis meses y veintiséis días no son suficientes. Creo que cuando escuché a Ángela Merkel, diciendo en su discurso, que por prevención los abuelos debían estar separados de los nietos algo se rompió dentro de mí. Mi abuela me crio, solo me vi separada de ella cuando entré a la universidad. Todavía no sé qué sería de mí sino recordara todos los saberes que me transmitió. Esa sal de la tierra que ella esparció en mí.