lunes, 15 de julio de 2019

Violencias cotidianas


1.
Entrar al banco, que estén dando 20 mil bolívares en efectivo y que solo te den un billete de 20 mil bolívares. No puedes disponer de tu dinero, tienes un billete que difícilmente te cambiarán en una camionetica.

2.
Entrar al Metro de Caracas y que no esté funcionando. “Los trenes con dirección Palo Verde no prestan servicio comercial”… Los trenes con dirección Propatria no llegan, todo está colapsado. La gente se aglomera en el andén y decides salir para no asfixiarte.
Afuera del Metro una cámara y un reportero.

lunes, 8 de julio de 2019

Junio 2019


Junio me montó en su lomo, desplegó sus alas y comenzó a volar.Me agarré fuerte de las riendas pero no tuve cuidado con el cuerno que salía de su frente.El viento me despeinó y una humareda de polvo me envolvió cuando caí y raspé mis rodillas. Galopando sobre mi caballo de nubes.Mi vida delante de mí. Galopando. Mi vida detrás de mí.

jueves, 4 de julio de 2019

A cielo abierto



A cielo abierto cuerpos sumergidos en barro y mercurio buscan el rastro de algo que no fue. Sueñan la vida nueva mientras una bestia los atrapa. Ciclo perpetuo de explotación en una rueda que no para de girar.

Desnudos otra vez en el hueco telúrico se diluyen los paraísos dorados. Una grama que sin salir ya se gastó.

A cielo abierto tanto olvido encontró una forma de sobrevivir. Y a las fosas comunes le dan sombras los culpables. Guarden un minuto de silencio en la ciudad: “Nosotros solo queremos los cuerpos”.

Yo ahora procedo a alentarme. Bien vale explicar de nuevo que esto no es vida: desayunar promesas y atardecer vacunas.

“El minero ya no sabe lo que vale su sudor”, canta Violeta.

Terribles días.

Trágica grama (con todo lo amargo de su asunto)

A cielo abierto se patrocina el despojo y el corazón se viste de difunto mientras muerdo mi pañuelo.

A un muchacho le quitaron sus ojos




A un muchacho le quitaron sus ojos.

“Tenemos hambre y estamos cansados de cocinar con leña”, por eso protestaban él y su madre.

A un muchacho le quitaron sus ojos.

“Un policía le disparó primero; otro lo remató cuando estaba en el suelo”.

A un muchacho le quitaron sus ojos y lo dejaron en la oscuridad infinita.

Táriba llora con cuencas huecas.

A un muchacho le quitaron sus ojos y a nosotros nos obligaron a ver más, nuevamente, cómo el odio que se apodera de nuestro semejante, impulsa a apuntar a la cara, a apretar el gatillo, a ver la máscara de sangre que cubre el rostro del muchacho, a correr en busca del próximo.

A Rufo Antonio Chacón, 16 años, le quitaron sus ojos y ya no quiere vivir.

El gobierno lo ve con ojos de muerto.

No hay consuelo.

“Nadie le devolverá a los ojos a mi hijo”.

Exigimos derechos.