1.
Entrar
al banco, que estén dando 20 mil bolívares en efectivo y que solo te den un
billete de 20 mil bolívares. No puedes disponer de tu dinero, tienes un billete
que difícilmente te cambiarán en una camionetica.
2.
Entrar
al Metro de Caracas y que no esté funcionando. “Los trenes con dirección Palo
Verde no prestan servicio comercial”… Los trenes con dirección Propatria no
llegan, todo está colapsado. La gente se aglomera en el andén y decides salir
para no asfixiarte.
Afuera
del Metro una cámara y un reportero.
3.
Rezar
para que aparezca una camionetica. Que ocurra el milagro. “Mija, pasa que así
nunca te vas a montar”, un hombre que me deja subir porque no quiero empujar ni
golpear a nadie. Pasaje a 700 bolívares.
4.
El
autobús frena y un hombre me manosea el brazo. A la tercera me volteo y le
digo. “¿Qué le pasa señor?”. El sádico responde: “Es mi mano”. Respiro profundo.
Eso se llama violencia sexual y nosotras no lo podemos tolerar.
(Ahora
si quiero golpear)
5.
Tres
horas después el Metro ha vuelto a la “normalidad”.
—Señor
dónde compro el ticket de metro (traducción: pedazo de cartón con sello)
El
miliciano que me deja pasar porque en la caseta no hay operador.
Montarte
en un vagón sucio, sin aire, que huele mal, con hermanos tristes, desnutridos,
apagados. Un niño de seis años, curtido de abandono, pide dinero. Un muchacho
vende chupetas. Un anciano en muletas vende chupetas. La mujer vende chupetas.
Todos venden chupetas.
6.
Volver
a casa molesta. Sentir que no quieres salir más a ver el apocalipsis zombi que
vivimos. (Pero si ayer estabas haciendo
una ruta de montaña y eras feliz…) Así es esta ciudad, así es este país, así me
siento, bipolar.
7.
Se
fue la electricidad.
8.
No
dejo que me muerdas. No me convertiré en una muerta viviente. Me niego. No me
abandono. Me aferro a la dignidad humana en medio de la bestialización que
viene del gobierno que mata de hambre, enfermedad, violencia. Que viene del
venezolano de a pie que me empuja, me agrede, me acosa, me manosea.
Respiro
profundo, busco en mi caja de herramientas y me protejo.
Flor
y piedra.
Si
pierdo la esperanza estaré muerta.
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