Ella me contó que el año pasado entró
con más fuerza la minería en Kavanayén por lo que muchas veces la hermana
confiesa no saber cómo abordar esta realidad, cómo evangelizar a esta gente que
de cierta manera consigue una manera de subsistir en estas minas. También
conversamos sobre la necesidad de personal tanto laico como misionero en las
comunidades en el Vicariato del Caroní conformado por: Santa Elena de Uairén,
Kamarata, Urimán, Canaima, Wonkén y Kavanayén. Justo ahora el padre de Canaima
apoya en Urimán y Kamarata. En la comunidad de Wonkén va a veces monseñor
Felipe desde Santa Elena de Uairén o el padre Jesús que está en La Línea,
Brasil. Dice que ya los profesores no quieren ir a Wonkén, un pasaje aéreo
desde Santa Elena cuesta 20 mil bolívares y obviamente su salario no les da
para salir del lugar (en la mina ganan hasta 50 mil bolívares semanales).
Entiendo que la evangelización debe ser
integral, y para ello es preciso un conocimiento profundo de la palabra de Dios
con un enfoque de justicia social y DDHH. Pero en estas realidades ¿cómo
podemos aterrizar el evangelio? Entiendo que los pemones pueden perder parte de
su identidad como etnia al desbocarse con la minería, al dejar de ser sujetos,
ya varias personas me han contado todos los problemas sociales que esta actividad
genera: deserción escolar, ausentismo de los docentes, falta de atención de los
padres, embarazos adolescentes, violencia. Porque todo empieza a girar en torno
a la mina, incluso el precio de la comida.
Afortunadamente muchos pemones han
denunciado los estragos que está generando la minería en sus ambientes, ya en
junio conversamos con Domingo Castro, indígena del pueblo pemón kamakoto, sobre
por qué tomaron la decisión de cerrar la pista en el aeropuerto de Canaima, estado
Bolívar.
Indigenas Pemon Kamarakoto y nuestros visitantes turistas protestamos contra la mineria en el rio Carrao pic.twitter.com/YhMo5nYUnM
— Capitania Kanaimö (@Capkanaimo13_16) June 1, 2015
Sin embargo hay un grupo que sigue practicando
la minería y yo me pregunto: ¿Cómo puedo hacer resistencia ante una realidad
tan hostil? ¿Cuánto necesito para vivir dignamente? ¿Puedo dedicarle a la mina
una mañana y el resto del día hacer mis actividades? ¿Puedo ser cociente que si
lo hago a gran escala genero daño al ambiente e incluso a mi comunidad? ¿Por
qué ya no quiero o no me da tiempo de sembrar? ¿Me da más estatus comprar casabe
que hacerlo yo mismo? ¿Por qué voy dejando de ser lo que soy cuando me dedico completamente
a la minería? ¿En qué punto dejo de ser sujeto? Simplemente me sigo preguntando
antes de volver para tratar de obtener las respuestas.
2 comentarios:
Hola Minerva, muy interesante tu blog y esta entrada. La preocupación por el avance de la minería ilegal es generalizado entre las distintas comunidades indígenas. Me gustaría enviarte una información si puedes envíame un correo. Mi nombre es Alejandro Álvarez (www.forotuqueque.blogspot.com) nos vimos en el IESA en el Foro sobre deforestación en la amazonía y tomaste mi correo.
Hola Alejandro. Un gusto que hayas pasado por acá y que te haya gustado la entrada.Ya te envié mi correo por mensaje privado en Twitter. En la revista SIC del Centro Gumilla hay otros artículos que he ido publicando sobre nuestros hermanos indígenas. Acá el linK: http://revistasic.gumilla.org/?s=minerva+vitti
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