—Si no tuviera metas ya me hubiese amarrado unas bombas y me los hubiese llevado a toditos— dice un joven en el vagón del metro y varios de los usuarios sueltan una carcajada— Ya la barba la tengo. Este gobierno es lo único que he visto en mis 24 años. Una casa y un carro es algo normal que la gente debería tener. Hay chamos que tienen mi edad y ya tienen cuatro o cinco muchachitos. ¿Qué pueden hacer? Salir a robar. Por eso hay tantos malandros. Es por necesidad, porque la plata no te da.
El muchacho termina su monólogo y se baja en una de las estaciones.
—Ahorita la gente dice lo que siente en cualquier lado. Es lo único que queda— murmura una señora.
Vamos, venimos, damos, recibimos, estamos y huimos. Contar historias es el principal objetivo de este blog. La finalidad: Estar. [Rostros, crónicas de viaje, poesía]
jueves, 28 de julio de 2016
miércoles, 13 de julio de 2016
Conversaciones de vagón: Flor sin retoño
—Señor, ¿cuántos años tiene usted?—pregunta una mujer.
—A que no adivina cuántos tengo. 105. ¿Usted ha escuchado Flor sin retoño?
En el acto comienza a cantar.
Sembré una flor
sin interés.
Yo la sembré
para ver si era
formal.
A los tres días que la
dejé de regar
al volver ya estaba
seca y ya no quiso retoñar...
—Mi papá fabricó 58 hijos y yo soy el único varón. Y a todos nos tocó trabajar... Flor sin retoño…
Yo la regaba con agua
que cae del cielo.
Y la regaba con lágrimas
de mis ojos.
Mis amigos me dijeron
ya no rieges esa flor.
Esa flor ya no retoña,
tiene muerto el
corazón.
Esa flor ya no retoña,
tiene muerto el
corazón.
—Esa canción la
cantaba… Pedro… Pedro…— intenta recordar.
Altamira.
—¿Llegamos?
El hombre moreno, de pocas canas y pocas arrugas, se levanta
vestido con su saco azul, toma su bastón con una mano, lo apoya en el suelo, y con la otra mano se agarra del tubo. Y en
ese preciso instante vino a mi memoria mi abuelo con su radiecito gris,
cantando Flor sin retoño… Yo si me acuerdo de eso señor.
miércoles, 22 de junio de 2016
Conversaciones de vagón: Saqueo
—A mi me ponen un camión de carne y yo saco mi pedazo, yo también tengo hijos.
—Señora usted no puede con un pedazo de carne.
—Claro que puedo.
Una señora mira a las mujeres de reojo, devuelve su rostro al espejo del vagón y dice en una especie de monólogo reflexivo:
—Saqueo es la palabra legal pero significa robo. Yo me acuerdo cuando El Caracazo. Yo tenía siete años. Recuerdo que por mi barrio no saquearon las bodegas porque se sabía que luego se podía necesitar. Es gente que tu conoces, con los que convives día a día, luego cómo podrás verlos a la cara.
—Señora usted no puede con un pedazo de carne.
—Claro que puedo.
Una señora mira a las mujeres de reojo, devuelve su rostro al espejo del vagón y dice en una especie de monólogo reflexivo:
—Saqueo es la palabra legal pero significa robo. Yo me acuerdo cuando El Caracazo. Yo tenía siete años. Recuerdo que por mi barrio no saquearon las bodegas porque se sabía que luego se podía necesitar. Es gente que tu conoces, con los que convives día a día, luego cómo podrás verlos a la cara.
viernes, 27 de mayo de 2016
Ruta #18: Al son de los Diablos Danzantes de Naiguatá
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miércoles, 16 de marzo de 2016
Excursiones misioneras: viaje al fondo del delta del Orinoco
Recientemente
leí en una crónica esta frase: “El turista nunca sabe dónde estuvo; el viajero
nunca sabe a dónde va”. Les cuento esto porque cuando vas en una curiara a
motor por el Delta del Orinoco uno no deja de asombrarse de tanta belleza
junta. El cielo, los caños, los manglares, los moriches, los palafitos, nuestros
hermanos waraos, todo en un perfecto contraste. Pero si profundizas, si
preguntas, si te empapas, verás que todo lo que brilla no es oro, verás cómo
tanta belleza junta también guarda muchas de las desgracias de la humanidad.
Enfermedades que van destrozando la vida de los indígenas waraos. Algunas muy
visibles como la escabiosis noruega, la desnutrición y la tuberculosis. Otras
de muerte lenta y silenciosa como VIH-SIDA.
Como el viajero de la frase yo pensaba que
no sabía a dónde estaba yendo, pero con este viaje descubrí que estaba
visitando uno de los lugares más olvidados por los gobiernos de turno. Fueron
ocho días los que estuvimos en San Francisco de Guayo, una comunidad fundada
como centro misional por los padres capuchinos en 1942, y a la que,
posteriormente, llegaron las hermanas terciarias capuchinas en 1951.
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domingo, 6 de diciembre de 2015
Subir la montaña con lo necesario
No
crean que no he subido a mi montaña. Al contrario, transitar sus caminos me ha
brindado toda la paz que necesito por estos días de cambios. Sus verdes
vibrantes, sus amaneceres y atardeceres me fortalecen y llenan de vitalidad para
continuar investigando sobre esas realidades invisibles para muchos. Ya casi
finalizo mi curso de baja y media montaña y no puedo más que agradecer. El fin
de semana del 14 y 15 de noviembre acampamos en el Pico Naiguatá y al día
siguiente recorrimos toda la Fila Maestra: La Julia – Mirador El Edén – Dos
Banderas –Topo Göering – El Cruce – Anfiteatro – Pico Naiguatá – Fila Maestra –
Lagunazo – Hotel Humboldt. Aún estoy contando los kilómetros y lo simbólico que
fue hacer esta travesía, especialmente la Fila Maestra y llegar a nuestro punto
final con la luz del día. El domingo pasado hicimos una ruta muy exigente,
nuestro tercer chequeo físico: Cachimbo – Piedra del Indio – Cabeza de Elefante
– Cruz de los Palmeros–Pico Oriental – La Silla – Sabas Nieves. Un recorrido de
12 kilómetros con una altura máxima de 2640 msnm, que es lo que mide el Pico
Oriental, y se puede hacer en 8 horas. El chequeo era hasta la Cruz de los
Palmeros con un tiempo máximo de 3 horas 30 minutos y yo hice 3 horas. Ayer nos fuimos a correr a la playa: Camurí
chico (Macuto) – Playa Caribito- Camurí chico. Fueron 7 (calurosos) kilómetros donde pudimos
medir nuestra resistencia, soportando el vaporón y los latigazos solares.
Afortunadamente siempre el señor Caribe con su brisa marina está ahí para
darnos una palmadita. Y el día más
importante de todos fue el martes, ya que me fui a mi segundo encendido de la
Cruz del Ávila a pedir mi deseo. Muchas rutas por escribir para compartir con
ustedes, muchas cimas espirituales para conquistar, porque durante estas
semanas he aprendido más que nunca que “cuando vas a subir al monte preparas tu
cuerpo y las cosas que vas a llevar, eligiendo las que quieres cargar y las que
dejas porque no necesitas, subes con lo necesario”.
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