domingo, 8 de noviembre de 2009

¡Mesa para 6!: O'Caldino, algo más que comer


Comer ya no es un ritual que se realiza exclusivamente con amigos, compañeros de trabajo, familia, o incluso, solo. Aquí no. Además de los acompañantes que lleves, el azar o más bien O' Caldiño te pondrá a comer con personas desconocidas. Este escondite culinario se encuentra en la Candelaria y la bienvendida son unas escaleras donde se forma una larga cola. Motorizados, oficinistas, policías, estudiantes, cirqueros. Todos esperan su turno mientras sus estómagos orquestan la melodía del hambre. Arriba las mesas. Los que llegaron temprano bajan las escaleras con la panza llena. Otros bajan con sus bolsas de comida para llevar o que no alcanzaron a devorar.
En todo el lugar resuena una voz: "¡Mesa para dos!" 12:13 pm. La fila es larga. Incluso dos invidentes con su paso lento suben las escaleras. Este podría ser cualquier día.
En las mesas sólo hablan los que se conocen. Viene una mesera morena que viste un delantal con figuritas anaranjadas y verdes. Tiene un jeans y un top de rayas marrones. En sus manos dos platos de sopa que coloca sobre la mesa. Al rato vuelve y trae una hoja con el menú del día, que casi siempre es el mismo: milanesa, papas al vapor, pasta, PAELLA...
—Me das unas papas al vapor y me le pones mojito—dice un comensal que visita el restaurant desde hace dos años.
—A mi una paella—dice otra persona.
Antes del plato fuerte y después de la sopa, sirven una ensalada que puede ser pasta con pesto o zanahoria y repollo rayado, y una jarra gigante de Nestea, infiniiita, para tomar hasta explotar. El postre: una gelatina. Y lo mejor el precio, 20 bolos.
Mientras tanto el dueño del local corre de un lado a otro. Rara vez sonrie. Hoy lleva una camisa verde, pantalones negros y un delantal. Cuando alguién cumple años se ponde su gorro de cocinero y al son de un cucharon que golpea contra una olla canta: Cumpleaños Feliz... De fondo la pista musical que nos ha acompañado desde chamitos. Al final, aplausos de conocidos y desconocidos. Y helado para el cumplañero y sus acompañantes.
O' Caldiño no da entrevistas. La razón: la dejo a su imaginación y luego me comentan. En la paredes del local hay varios retratos de un O'Caldiño más joven que posa al lado de artistas o algunos de los rostros inolvidables del acontecer nacional como Renny Ottolina.
—Para llevar por favor— solicita un comensal.
—¡Mesa para seis!—grita O' Caldiño.
La cola continúa avanzando. Otros siguen bajando con la panza llena y la mano su gelatina que no alcanzaron a comer.


4 comentarios:

Elena dijo...

Excelente Mine, no es porque seas mi amiga, pero me encanta tu blog. Espero tener tiempo para leerlo con más calma.

Minerva Vitti dijo...

Si, por favor, jajaja. Poco a poco lo iré nutriendo y la idea es que comenten mucho. Un abrzo :)

Unknown dijo...

Tengo dos años fuera de Venezuela y ocaldiño era nuestro punto de encuentro obligatorio con la familia que elegí tener y la verdad se me puso el corazón chiquitico y me transportarse en el tiempo. Con lágrimas en los ojos gracias

Minerva Vitti dijo...

Yo tengo muchísimo tiempo sin ir. Esperemos que todavía esté abierto. Un abrazo grande y gracias por leer y regalarme tu comentario.