sábado, 25 de junio de 2011

Táchira desde el retrovisor

Viajar a Táchira me ha permitido darme cuenta por mis propios ojos de cómo está el tema de la vialidad en este estado. Casi todas las carreteras tienen fallas de borde, y al otro lado un derrumbe que las obstaculiza. Las lluvias son intensas y la mayoría del suelo en Táchira pareciera una arcilla que cuando se moja se convierte en una masa sin consistencia.

La tierra se está hundiendo y con ellas las casas que a lo largo de la carretera se ven inclinadas. Las que están cerca de las quebradas no tendrán otro destino más allá de esa agua que corre y que será la encargada de trasladar lo que queda de ellas.

El jueves 2 de junio cerraron el paso de vehículos por la vía Capacho-San Antonio (Troncal 5), para desarrollar los trabajos de sustitución de una alcantarilla ubicada a la altura del páramo de La Mulera, en el límite entre los municipios Libertad y Bolívar, la cual colapsó semanas atrás como consecuencia de las fuertes lluvias.

Está vía es la “única” disponible para comunicar a la frontera (San Antonio y Ureña) con el resto de los municipios del estado y del interior del país. Por allí circulan vehículos particulares, colectivos, transporte de carga y combustible. Retomo la palabra “única” porque existen los caminos verdes, entre estos una trocha que se encuentra en la montaña y donde es más que normal el contrabando de gasolina y de alimentos.

Carros con pimpinas vacías en su techo, trochas a lo largo de la montaña donde carros muy viejos, los taxis que parecen lanchas, traspasan gasolina con mangueras y tienen sus pimpinas llenitas para ser vendidas. Camiones tipo cavas que trasladan alimentos fuera de horario y que incluso llevan a sus moscas (motorizados que van abriendo paso y vigilando el camino. También los he visto abriendo el paso para los camiones a puro trote por las carreteras).

Todo un mundo que no escapa del desconocimiento de nadie porque incluso por esa vía circulan militares, y digamos que están trasladándose por ese lugar, o es uno de los lugares de traslado mientras terminan de reparar la carretera para circular con la mayor naturalidad posible.

Aunado a las lluvias y al contrabando, hace algunos días estaba con una compañera de trabajo por la carretera y vimos cómo un poste lanzó unos chispazos que desaparecían mientras caían en el capó del carro. Nos quedamos estupefactas, y es que el tema de la electricidad es otro punto que aunado a lo anterior hace que las personas se encuentren en un estado de zozobra que no tiene cuantificación.

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