sábado, 9 de julio de 2011

Por algo no me puse maquillaje


Por algo no me puse maquillaje. Quizás fue porque me levanté a las 5:40 am de la mañana y tenía 10 minutos para bañarme, cepillarme, peinarme, vestirme y cerrar la maleta. También pudo ser porque después de cerrar la maleta me di cuenta que la cartuchera de maquillaje estaba dentro y que si abría la maleta todo podía salir volando.

Lo cierto es que bajé a la entrada de mi edificio, sin maquillaje y esperé a un compañero de trabajo que me llevaría al aeropuerto. Estuvimos como dos horas en cola y sin la certeza de saber si llegaría a tiempo al vuelo de las nueve y cincuenta de la mañana con destino a Santo Domingo del Táchira. Dos horas con la cara limpia, con ocho años menos.

Finalmente llegué al aeropuerto y justo cuando iba a ingresar a la cola una mujer de la aerolínea grito: “¡Santo Domingo saliendo!”. ¿Y yo? Obviamente salí corriendo y prácticamente les pasé por encima a cincuenta personas. “¡Rápido está abordando!”
Sin embargo no escapé al síndrome que me invade en estos momentos, ya que luego de entregar la maleta me volví en el ser más torpe, lento, con un nivel de atención mínimo, y aun faltaba pagar la tasa, entre otras cosas… Corría con mis piernas y gateaba con mi mente.

Atravesé el torniquete, sin maquillaje, coloqué mi bolso en la bandeja y llegué jadeando a la sala donde otras personas, sentadas, tranquilas, relajadas, cero sudor, esperaban para abordar el avión. Un señor que venía detrás dijo: “Esa mujer lo pone a correr a uno, mira ¿no dizque estaba abordando?” Y otro señor le respondió: “Cálmese señor lo importante es que ya llegó”. (Siii, Luis).

10:10 am: Empezamos a abordar. Todo transcurrió bien salvo que no había espacio para mi equipaje de mano y tuve que colocarlo en algún lugar muy lejos de mi asiento. En este estaba un periódico de Ciudad Caracas, algunos titulares: “Japoneses se empaparon de organización popular en la Vega” y más abajo, en la misma noticia: “comieron sancocho” (Para nada absurdo)

Despegamos.

Una hora después, ya llegando al aeropuerto en Santo Domingo el comandante de la aeronave anunció que debido a condiciones climáticas desfavorables regresábamos a Maiquetía, no podíamos aterrizar con el tiempo así. Entre el ¡Ay! colectivo y la risa nerviosa de la tripulación, yo iba entrando en crisis, al día siguiente tenía que dar una charla y si no viajaba ya no tendría ninguna oportunidad de asistir.

Cuando llegamos a Maiquetía la situación no mejoró. Las empleadas de la aerolínea lanzaban cualquier clase de información. La que más me preocupó: “Cuando es por condiciones meteorológicas no se habilita otro vuelo, y tampoco tendrán prioridad en el vuelo de las 2pm”. Bla, bla, bla…. ¿Y yo? Llamando a todos los implicados en mi viaje, molesta, fea y sin maquillaje.

Si preguntaba algo me decían “niña el vuelo está suspendido”, “niña no puedes cambiar tu pasaje para otra aerolínea”, “niña anda a buscar tu maleta en la rampa 4 y luego cambias el ticket no vayas a salir sin hacerlo”, “niña, niña, niña”. Quién me iba a tomar en cuenta si mis 24 años de edad se convirtieron en 16. Todo por culpa del bendito maquillaje.

A las 2pm la gente se comenzó a alterar, y los rezagados de las mañana nos pusimos con las maletas a “intentar” obstaculizar el paso. En ese instante una señora se me acercó y me susurró al oído que me acercara al centro de información, que estaban cambiando los pasajes a menores de edad y a mujeres con niños.

Fui lo cambié, nadie me preguntó absolutamente nada. Alcancé a montarme en el avión mientras una turba de gente reclamaba. Justo cuando ya estaba sentada mirando por la ventanilla pensé: ¡Claro! Por algo no me puse maquillaje.

No hay comentarios: