miércoles, 2 de octubre de 2013

La violencia también viste de verde militar

Hoy fui testigo de uno de los tantos actos de ira que he presenciado desde que llegue al país, hace aproximadamente un mes. Sucedió aproximadamente a las 8:30am en uno de los vagones del Metro de Caracas, en la estación La Hoyada. Un señor se montó y comenzó a pedir dinero, como ya es habitual, explicaba que tenía leucemia y que no podía trabajar. “Miren mi brazo izquierdo, tengo una vía y desde anoche no he comido”, indicaba. En ese instante, un militar que estaba sentado le dio dinero y le dijo que se dirigiera a Miraflores, que ahí le iban a solucionar, porque esta revolución si servía y sentenció- grito- provocó en todo el vagón: “Y a mí no me importa si aquí hay escuálidos, me saben a mierda”. Con ese modo salvaje y ofensivo era inevitable que alguien se quedara callado. Un señor, que estaba de pie agarrado de una de las barras del vagón le dijo que respetara, que aquí en este país la gente podía pensar distinto. El militar se levantó, comenzó a manotear mientras se acercaba al señor, y gritó que le sabía a mierda, que el si se metía en el barrio. El señor le contestó: “¿Y tú qué crees que yo vivo en el Country Club?, yo también vivo en un barrio”. El militar más agresivo le dijo: “Mientras tú vives cagado en tu rancho, yo estoy en el barrio protegiendo”. Me pregunto ¿eso es un argumento para insultar? Si eso es proteger, ¿qué será agresión? Un tipo que ni siquiera respeta lo que representa el uniforme, ¿merece portarlo?

Y para dar más muestras de ignorancia, como si no fuesen suficiente la explosión de groserías, el militar añadió: “¿Acaso el Metro donde estas montado lo hizo Capriles?” (Insinuando que lo había hecho Chávez) Y el otro respondió: “Tampoco lo hizo Chávez”.

El militar siguió insultando y todos en el vagón estábamos sorprendidos de lo que estaba pasando pero no alzamos nuestra voz y defendimos al señor. Sentí miedo. Porque sé que si el militar hubiese tenido un arma la hubiese sacado para dominar más o para hacer física su ira. Cuando salimos otro hombre le comenta al Señor que ese no era ningún militar que era de la milicia (como justificando) y a la vez añadió: “No vaya a pensar que soy chavista, solo le digo”.

Bien, todo esto sucedió en solo UNA estación, porque luego todos nos bajamos en Capitolio. Pero la rabia que dejó este “militar” en el ambiente fue tremenda. Y lo coloco en mi lista de los  episodios que me impiden identificarme con esta Venezuela.


1 comentario:

J. Jacob Ká dijo...

Hola Minerva... el tipo seguro que se le olvido quién era. Por eso en mi pais no hay ejercito. La gente vive feliz así.

Hoy sólo vengo a presentarme. He hecho un nuevo blog y quería invitarte para compartir contigo, si te parece bien.
Aún no tengo amigos, jajaja, ando solo por el mundo todavía. Así que si te gusta también tendrás un nuevo amigo.

Saludos,
Jacob K