sábado, 16 de mayo de 2020

Abril 2020


Estoy sembrada de islas. Cada una se gobierna. Lo único que las une son estas aguas a veces tranquilas, otras turbulentas. Aguas dulces, saladas, calientes, frías. Por las mañanas salgo y recorro mis islas. Camino por las arenas de la autoexigencia, la culpa, la competencia, los celos, la vergüenza. Cruzo a la otra orilla. Lo hago en curiara porque no sé nadar. Me adentro en el ramaje de un bosque. Acaba de llover y las gotas se deslizan desde las hojas hasta mi cuerpo. En este bosque la energía erótica que me envuelve invita a la creación. De una isla a otra transcurren los días. El miedo a caer en el agua es permanente. Una vez casi pasa. Me rescató una ballena. La onda de agua que provocó cuando salió a la superficie fue tan sutil que enderezó la embarcación.  Pronto llegará el día en que tenga que sumergirme. No habrá ballenas ni leones marinos ni delfines que puedan ayudarme. “¿Acaso no has empezado a hacerlo? Mira tus piernas”, dice la voz de una de las islas.  Miro mi cuerpo. Es verdad. Huelo a sal, el agua me llega a las rodillas, los peces hacen círculos en mis tobillos, un caracol en mi oído intenta decirme un secreto de luz y viento.  ¿Cuándo pasó? “Han sido años, faltan más”, vuelve la voz. ¿Cuántos? “Más”.

Qué gaviota fugaz me distrae del propósito.

Me pierdo en sus alas.

Anoche soñaba que un hombre me disparaba siete veces. Morí. Pronto vinieron dos activistas a rescatarme, me colocaron dos vías: una en mi cadera izquierda, otra en la parte de atrás de mi rodilla derecha. Cuando recobré la consciencia arranqué el conducto de la pierna. La sangre salpicó.

¿Qué cosa muere en mí? ¿A qué me resisto?

 “Vuelve a sumergirte, aprende a nadar”, exige una isla. “No te presiones, ve a tu tiempo, todo se integra, ve ligera”, dice la otra.

Ya no puedo andar entre las gentes
con esta ciencia de jaulas invisibles.
Construiré un puente de sal,
uniré estas islas.
Pondré un faro en el centro,
el sí mismo me guiará.
Las islas se levantarán
como castillos arruinados
y me sonreirán.
Tomaré una rama,
escribiré en la orilla
el mensaje de los líquenes.
Ofreceré mi piel de serpiente
como sagrado despojo. 


(Collage: "Sybill", 26 de abril 2020. Minerva Vitti)

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