jueves, 29 de enero de 2015

Gonzadera con Gonzo

Hoy Gonzo está preocupado. Ni el mate que tomó en la mañana ni llegar temprano a la presentación lo han relajado. Quizás para calmar la ansiedad camina con sus chalupas negras alrededor del escenario de concreto, recoge un par de papeles, una lata de refresco y los bota en la papelera. También puede ser porque es muy meticuloso con todo lo referente a su acto. Habla con las personas de sonido, con la moderadora del evento, mira a su alrededor y hace mover las barreras rojas que rodean el lugar, porque ante todo es un hombre de contacto. De todos modos Gonzo está preocupado: “El público del boulevard de Sabana Grande es bastante complicado”. Se refiere a que hay que mantenerlos enganchados, entretenidos y hacer que participen, de otra forma se irían por donde vinieron.
Transcurridos unos minutos el espacio se empieza a llenar de mujeres con bolsas de zapatería, niños con cotufas, hombres con cascos de motos y jóvenes con celulares. Todos aguardan debajo de los generadores de sombra, seis toldos blancos en forma de pétalos de flor con base alargada, que hoy son el techo de una carpa invisible.
Primer intento
—¡Buenas! ¿Qué tal? Mi nombre es Gonzo. ¿Cómo se llaman?—sale a escena rápido, eufórico, con su maleta.
Nadie responde.
—Cheeeee. ¿Acaso son una congregación de sordomudos?—bromea y es inevitable que se escape la ironía que lo caracteriza.

Segundo intento
—¿Qué pasó con las palmas?— y empieza a golpear una mano contra la otra, a sonreír con sus dientes grandes, amarillos,  y a abrir sus ojos negros que son muy redondos. 
El público tímido empieza aplaudir, el artista corre en círculos y luego se detiene en el centro con su 1.70 metros de estatura y sus 38 años. Ahí están su paraguas y su maleta, de donde sale toda clase de objetos: una cesta de tela blanco con negro, un banquito con patas en forma de lápiz, una vaca de manchas blancas y negras, pelotas, diábolos, antorchas. Todos son elementos que utilizará durante su espectáculo Corto-CirQyto.
Ya son más de diez años desde que Gonzalo Velázquez llegó a Venezuela con su pasaporte argentino. Cuando sólo 18 personas hacían circo en este país. Cuando comenzó su odisea para crear, en conjunto a su ex pareja Marina Georgescu, la agrupación Malaabama y el I Encuentro de Circo Social y Artes Itinerantes de Chuao (estado Aragua)
Si, definitivamente el público de Sabana Grande puede ser complicado, pero ya Gonzo encontrará la manera de contagiarlos con la ilusión del circo.

Comienzan los malabares: Lanza cuatro pelotas al aire. Las va pasando una a una.  Simultáneo a esto baila, bate una cadera hacia un lado y tuerce la boca. Abre más los ojos. Ahora solo con tres pelotas empieza a mover sus brazos, bronceados y velludos, como los tentáculos de un pulpo. Una de las pelotas cae en su sien, luego en su frente. Ninguna daña su pequeño copete al estilo John Travolta.
La técnica del malabar Gonzo la aprendió muy bien. Tanto que la aplicó perfectamente aquellos días en que tuvo que hacer espectáculos en medio de enfrentamientos entre guerrilleros y militares, en plena selva colombiana. Recuerda lo difícil que es hacer reír a la gente en situaciones difíciles e inmediatamente aparece en su mente como una postal otro de sus viajes, esta vez a España para colaborar con la organización Payasos Sin Fronteras.
Este artista que al principio estudiaba teatro y quería ser actor dramático, pronto se dio cuenta de que lo suyo era la comicidad.
—Yo no vengo de familia de teatreros ni de cirqueros. Mi padre siempre ha tenido vocación y facilidad para la pintura, mis hermanos para la música, y por parte de tío tengo una familia que tenía una orquesta de tango. Quizá ahí tengo mi vocación artística, pero no está tan marcado porque ellos no vivían de eso, era su hobby.
Esto no hizo falta porque encontró su inspiración en Charles Chaplin y Buster Keaton.
Para obtener la formación circense. Primero asistió a la Escuela de Circo Rojas. Ahí estuvo un año y aprendió la técnica de la comicidad-clown (payaso), acrobacia de piso, acrobacia excéntrica, el malabar. Gonzo siempre pensaba en incorporar estos conocimientos al teatro, que era lo que había hecho hasta ese entonces.
Pero antes de todo esto conoce a Jorge Parra, mejor conocido como Mondongo, el mismo que realiza el espectáculo Improvisto.
—Alejandro, Facundo, Evangelina, Laura y yo, éramos un grupo de chicos que había salido de un montaje teatral de bachillerato y que decidimos formar un grupo de teatro. Facundo hacía teatro en el centro y se trae a Jorge Parra. Éramos contemporáneos de edad.
Mondongo observa que Gonzo ya hace malabares y lo invita al centro de Buenos Aires, para que vean a otras personas que están haciendo lo mismo. Pasa un tiempo, ambos forman la agrupación Duodeno y presentan el espectáculo callejero Qué te importa, con una óptica muy teatral, pero donde Gonzo ya empieza a incorporar las técnicas de circo que aprendía en la Escuela de Circo Rojas.
Concluido el año en esta Escuela el artista no puede continuar porque no abren el turno de la noche y en ese momento trabajaba en una importadora para poder pagarse los estudios de teatro, circo, los cursos y el apartamento.
Ingresa a la Escuela de Circo Criollo de los Hermanos Videla, primera escuela de circo que se fundó en Argentina y segunda en Latinoamérica después de la de Cuba. Ahí decide entrenarse en su primera especialidad: la cama elástica. A su vez empieza a hacer aéreos y trapecio. En ese entonces tenía 21 ó 22 años.
Es en ésta Escuela donde, luego de muchos años,  se da cuenta del único antecedente de circo que puede tener.
—Tendría yo cuatro o cinco años. Siempre llegaba un señor, mi abuela lo recibía y nos invitaba al circo. Resulta que era un señor que era dueño del Circo Panamericano, que era amigo de la familia de mi abuela, y siempre nos daba entradas y nos sentábamos en platea o preferencial, a mi me sacaban como payaso. El viejo Alberto, el que tocaba el trombón, era el dueño del circo. Yo nunca había tenido esto presente. Me di cuenta cuando a la Escuela de los Hermanos Videla llegaron unos chicos del Circo Panamericano, eran los nietos de Alberto. Yo soy la primera generación de mi familia.
Con tres años y medio en Los Videla y sus estudios de teatro concluidos decide agarrar una mochila y viajar por Latinoamérica. El proyecto: conocer la mayor cantidad de agrupaciones teatrales y culturales, recibir conocimientos de profesores de Chile, Perú y dar a conocer lo que yo llevaba.

Gonzo agarra el banquito de patas de lápiz y lo coloca para que una muchacha del público se siente “como una princesa”. Cada mano de Gonzo hala y suelta un extremo de su pantalón ancho de listas negras y grises. Luego, agarradas, las coloca en la parte baja de su barriga, que no es pronunciada, se inclina a la derecha y pestañea. “Es lindaaaaa”. Y ríe jadeando con la boca bien abierta, movimiento que resalta la verruga que tiene al lado de la nariz.
Finalmente introduce una mano en el bolsillo derecho y saca una goma roja. La agarra por un extremo, se la lleva a la boca y comienza a inflar. Poco a poco las venas que están en su sien empiezan a brotar, se pone rojo, los ojos casi se salen de su órbita. Se detiene un momento y respira. Infla nuevamente. La goma empieza a estirarse por el aire que entra y toma una forma de manguera. Amarra el globo. Y cuando se lo va a entregar a la muchacha se cae sobre él y lo explota.
Todos ríen.
Saca tres globos más con los que hace un corazón, un arco y una flecha. Se seca el sudor con la mano y se coloca delante de Rebeca que ha puesto el globo en forma de corazón sobre su cabeza. Gonzo lanza la flecha.
Otro globo blanco serán las palomas.
—Estos son dos tortolos que están enamorados, somos tu y yo— dice mientras se sube los pantalones—¡Rebeca no te vayas!
Rebeca regresa, el se señala el cachete y cuando ella le va dar un beso Gonzo voltea la cara y sus labios se rozan.
Fin del número.
Ahora público está completamente enganchado y totalmente contagiado con el síntoma circense: la risa.


(Ejercicio de escena elaborado para el Taller de Crónica: Historias que laten dictado por Liza López y Sandra La Fuente. Texto realizado en diciembre de 2010).
Fotos: http://gonzovelazko.blogspot.com/p/fotos.html

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