viernes, 23 de octubre de 2020

Tribulación

 



I

Madre despellejada mira

con ojos de naufragio

a través de la persiana

atardece

entre las pestañas

el inicio del llanto

empozado

en los párpados.

En sus labios la queja

en un idioma que no conozco.

Una mariposa negra

se ha posado en su cabeza.

“¡Mamá, mamá!”

llama la hija.

El cuello se ladea

las clavículas crujen

la madre vuelve.

 

Un olor a orine rancio

la penetra

perfume de cadáver.

 

II

Lloro.

 

Todo lo posible es perderse.

Su partida,

mi bienestar

que se recoge                      se aleja          vuelve

como el mar.

 

Digo que mi madre se va a morir,

que eso ya no puede durar.

Y luego se pierde

y luego se vuelve a encontrar.

 

Espíritu burlón que ríe  

con los maníacos

a lo largo del río Guaire.

 

Fue largo,

cuarenta años de enfermedad.

Fue largo.

 

Anochece

llueve.

Todo se llena de agua

en esta casa sin techo.

Miro mi reflejo en sus párpados.

 

Páramo de luz

por la mañana

el esqueleto de un limpiacasas

en la esquina de la cocina.

Mientras tanto aconteces

cenizas

en la caja de madera.

Despojadas del dolor

nos volveremos a encontrar

en el vacío.

 

© Minerva Vitti Rodríguez

Septiembre 2020.

 

 

 

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